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25 ago 2008

"No moriras"

“No morirás”

No morirás
te suspira una voz vieja.
No morirás
no dejarás tu cuerpo desgastado
no girarán las agujas del reloj.

He detenido el tiempo
lo he dormido y
me divierto,
me río,
viendo las almas de los vivos.

Hoy me he sentado
en la orilla de la luna
para observar la tierra
plena de vida
y me he reído.

Nadie se ha muerto….
“No morirán”
He decidido mirar como les duele
estar por siglos
detenidos en el tiempo.
No morirán
aunque se arruguen
se desintegren
desgarrados
corteza gris que se despega
deja su huella atrapada
en el camino.

Y no se mueren
porque no llego
con mi guadaña.
La he empeñado
para comprarme una guitarra.

Ya pueden ver
lo que les hice
un gran favor a los piratas
para que aprendan
que sin mi signo no resurgen.

Está marcado que la siniestra es necesaria
como la luz de las estrellas
como la lluvia
como las estaciones de la vida.

Y que hay un tiempo para todo
que deben ver un poco lejos
Porque vivir es someterse a lo que viene
al desenlace del trabajo que les dieron
o lo eligieron para crecer en esta etapa.

Y mientras tanto
yo descanso y me divierto
No es ironía es que me gusta
ser la más buena por algún tiempo
mientras remiendan sus conciencias
con el ayuno obligatorio de la muerte.









24 ago 2008

India de la luz plateada

INDIA DE LA LUZ PLATEADA


India de la luz plateada
dame una antorcha de cielo
para donarle senderos
a los caciques del cielo.

Dame la augusta presencia
de soberana Maestra.
Dime qué tiempo me habita
en el caudal de mi ruego.

Dime cuan lejos están
los presagios de tu verbo
entre los juncos cimbreantes
derramaré mi lamento.

Dame tu mano de vida
tu plenitud inocente
en esta tierra perdida
hay un aroma de duelo.

Tierra de rubios trigales
en cada espiga destila
lágrimas viejas traídas
por huracanes de olvido.

La Pacha Mama es tu cuna.
Tu irrefutable desdicha
queda clavada en la espera
de los ancianos vigías.

Te han arrancado la siembra.
Tu pedestal ha caído
pero tu sombra está quieta
junto a la vera del río.

Copyright © Beatriz Ojeda
Derechos reservados.








22 ago 2008

"Aguila blanca" se ha dormido


"Águila blanca" se ha dormido

Caminaba el cacique solitario,
la Pacha Mama bebía su lamento.
Con su pasado destruido
en la montaña despedía sus recuerdos.
Entre los riscos áridos
las águilas del sueño
le devolvían su plegaria.
Amarga hiel hería sus mañanas,
el español
le ha robado su existencia
y sólo queda de su siembra
una penumbra de soles angustiados.

Solo y desierto ha regresado al templo
a meditar su nueva sombra.
Indio de hielo
impenetrable,
no espera más su descendencia.
Una pantera bruja en su guarida
le pronostica el derrumbe de su raza
“Águila blanca” se ha dormido
su cuerpo añejo reposa en tierra fresca
y muere solo,
desarraigado,
sin promesa
sobre la Tierra Madre que lo arrulla.
Beatriz Ojeda

Todos los Derechos Reservados
Copyrigth (c) 2008







29 jul 2008

A veces la vida......

A veces la vida te arrincona en la tormenta,
te recubre de adioses y perdidas fantasías,
te envuelve entre la hiedra de los muros
dejándote atrapado en los minutos.

A veces te recuerda la mañana lúcida,
te busca una ventana luz para tu noche,
te desprende los tristes descolgados puentes
y acude a tu sentencia la ansiedad.

No respeta tu expresión de esmero,
no te limpia las esperas angustiosas
y te recoge en los escombros rígidos,
para llevarte a la cantera de los muertos.

Es sabio, en el instante que te hunde,
rescatar el lucero que una vez te encendió
y admirar la verdad desde otro sueño,
ese que busca el lugar de lo completo.

No anunciarle a los intrépidos jinetes
qué búsqueda inicias en tu vuelo,
es perderse en el espacio sin medida
dormido para siempre entre la bruma.

Es posible salir de los momentos grises
llevando en tu diestra una trompeta,
gritando el paso de los huracanes
inaugurando la furia de años nuevos.
Copyright © Beatriz Ojeda
Derechos reservados.







¿Hasta cuando...Hasta dónde?



¿Hasta cuándo?
Ha de llegar mi llanto.
Mi dulzura herida se ha dormido
entre los cardos.
Entre ellos,
espinados de tristeza,
lágrimas agujereadas
se destiñen,
y constriñen
al inmenso canal del precipicio.

¿Hasta dónde?
Ha de llegar mi risa.
Mi pronta primavera de canciones
despertará algún día
entre las rosas,
entre ellas
escritoras de la rima.
Sonrisas afiebradas
volarán dulzuras
al corazón abierto de mi vida.

¿Hasta cuando?
Lloverán mis lágrimas.
¿Hasta donde?
Volará mi risa.
Hasta que muera,
hasta que viva,
sellada por la piedra negadora,
abierta a la gruta de la virgen
abierta al fin mi alma liberada.

Hasta el cubil del cielo
del primer momento de promesas,
donde tú, mi Dios,
me darás una carroza cantarina
para ser yo,
un haz de luz,
una febril antorcha de mi yo,
mi yo,
argumento de mi vida.
Copyright © Beatriz Ojeda
Derechos reservados.