Viene partido tu corazón
de tanta pena
de tanta furia.
Conserva el rostro desencajado
en sus pupilas rojas de sangre.
Hay en su herida un precipicio
de leales rocas
que se despeñan atormentadas
por la amargura.
El te ha quemado tus negros ojos
con su adulterio.
Palabra santa fue su promesa
hecha de versos llenos de magia.
No es su cuerpo que se ha manchado
es toda el alma que se ha enlodado
y no comprende que ya no vive
ese otro hombre que conociste.
Ya no hay retorno en este mapa.
Las agujetas de los infiernos
han practicado todos los métodos
para atestarte de sufrimiento.
No brotan gritos de tu garganta
está enclaustrado tu desespero
ya no hay más besos ni más abrazos
está infectado el amor ciego.
En un instante cruzó el demonio
ante sus ojos desprevenidos
y se ha olvidado que ya tenía
un amor magno que lo esperaba.
Se habían propuesto estar alerta
con los impulsos que el ser conlleva
pues de otra forma no se podría
seguir amando toda la vida .