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24 abr 2018

tres campanadas







TRES CAMPANADAS 

Tres campanadas sonaron 
tres 
sólo tres 
y el cielo quedó en suspenso 
meditando 
antes de desplomarse sobre el suelo. 
Sobre la tierra conviven los humanos 
cadáveres ilusos. Proyección de sus egos 
encajonados  
muertos 
despiertan la locura. 
Locura sempiterna de los huecos cerebros 
ungidos con miel seca 
derraman su vileza. 
Suelo y cielo comprimidos 
desnudados  
Cobertizo del sol 
anochecido 
agujero sin luz. 
Oscura niebla se avecina. 

 Beatriz Ojeda

YACE EL DOLOR




YACE EL DOLOR 

Yace el dolor sobre las mantas 
 cálidas fuentes de calor 
lo animan. 
Batallan con sus últimos suspiros 
Refuerzan sus fronteras. Le insuflan sangre nueva. 
Yace el dolor con su tristeza. 
Yace y espera el último suspiro. 
Levantan su cabeza los tambores de guerra. 
Y el dolor se enardece 
revive 
pide un sable  
combate los ayeres agobiantes. 
Renueva sus blasones 
y se convierte en alma. 
Alma resiliente. 
Alma que devora tempestades  
con sus fauces clamando  
por un tiempo de fuego en sus auroras. 
Alma que brinda amor y fuego sacro  
a los dolores perdidos en sus duelos. 

Beatriz Ojeda 

26 ene 2018

Artista eres





ARTISTA ERES


Artista eres
en tus empleos dedicados a la vida.
Artista eres
cuando la luna te acorrala en su platino
y con el beso enamorado de la espera
te quedas quieta
te desanimas
desesperada por saber quién es tu guía.

Tienes los ojos afilados a la una
a los cien grados de cultura milenaria.
Tienes la lucha emprendida en tus misiones
conquistadora.
Eres artista de los vientos que se acercan
y no te llevan
porque estás presa
de esta mansarda acumulada de recuerdos
y de universos recorridos en tus vuelos.

Qué historia ardiente se debate entre tus ojos
en esas líneas de tu frente tan curiosa
qué más te llevas a tu escuela del mañana
qué más aspira tu inteligente libertad.

Cuando los pájaros del verso se decidan
tú cantarás en esa tierra prometida
la que algún día te dará su novedad
esa que nadie ha conocido en su retiro.

Silencio habita.


Beatriz Ojeda
Derechos Reservados

El camino



EL CAMINO

Hoy cuidaré la sombra cristalina
que inscribe en su pantalla mis talentos.
Ella viene conmigo desde la integridad del cielo
desde la cerúlea cabellera de mi río
que ondula entre las rocas primigenias
y corta con sus hilos cada rémora.

No seré una mordida más de los demonios.
No hay tiempo para armar otra odisea.
Es el final aquí  en este tiempo
es el final de mí
de mi amarga existencia entre los nulos .

Voy a beber el agua de inmanencia
liberada al sabor de los aciertos.
Caminaré desnuda por el pretil del tiempo.
Abrazaré la luna y besaré luceros.
Me hamacaré en el viento
libre como mis sueños de viajera.

De rodillas caeré en el amplio verano
de los que nos llamamos almas íntegras.
de rodillas diré que estoy abierta
a vivir con la luz de mis espejos.

La tierra me ha dejado sin clausura
sin espantos
sin angustias
sin duelo.
Ella se ha adueñado de estos velos
para desheredarme de sus cuerpos.

He liberado a los pies de los templarios
rencores
semillas de odio viejo
y el betún de la envidia
que mancha las puntillas de las niñas.

Mi alma brilla blanca y exultante
ya no tengo mochilas en mi espalda.

Todo el sabor a fruta fresca
se aposentó en mis labios rojos
y humedeció mi sangre autóctona
para alumbrar en nuevos templos.

Templos de libertad
de gozo
de sapiencia
templos donde la paz escribe versos.

Allí no se deprimen las magnolias
ni se escucha el gemido del que muere.
Encubiertos en el borde del silencio
los versos esperaron mi regreso
para volar al tiempo de los prósperos.

Hoy mi sombra se acerca a mi plegaria
fusiona su silueta con la mía
y somos una sola con el canto
de los que tienen sol en sus acentos.

Voy camino hacia la gruta de los sabios
a desempolvar los libros ebrios
que poblarán de nuevo mis haciendas
donándome trofeos de sosiego
para alcanzar al fin la trascendencia.

Beatriz Ojeda
Derechos Reservados






20 dic 2017

Ya no estás en la brasa de mi hoguera



YA NO ESTÁS EN LA BRASA DE MI HOGUERA

Tengo que arruinarte la alborada
continuar mi camino depredando
tus argucias deslindadas
tu muestrario de violencia.

Has venido a apreciar tu despropósito.
Cuánto tengo que sufrir con tu presencia
si no acepto más nada de este encuentro
revestido de artificios sempiternos.

Tengo que olvidarme de tu engaño
de tus labios disfrazados de dulzura
Alterar el sendero de mis pasos
reanudar mis quehaceres luminosos.

Has vendido tu alma a los demonios
por un trago de placer adulterado.
Ya no estás en la brasa de mi hoguera
aunque aúlles implorando mi clemencia.



 Beatriz Ojeda
Derechos Reservados