AMOR DE LAS CUATRO ESTACIONES
Agradezco tus días de insolentes acrobacias,
tus erráticos tiempos de lujuria,
tu bienamada presencia en mis portales.
Invierno alegre de mi vida,
verano escalofriante,
primavera dormida,
otoño clausurado.
Fruto de la misma gracia
es tu corazón, una plegaria
que sublima en sus oráculos tardíos,
la venganza desatada en algún lado.
Ejerces en tu suelo liberado,
un pregón de ilusión,
una montaña atada,
un risco atravesado de azucenas.
Inviertes un glosario afortunado
en tus caminos adeudados.
No perteneces al inmundo río,
ni acurruca tu alma un sol liviano.
Todo en ti está plagado de misterios,
de soles afianzados,
de lunas platinadas,
de estrellas seductoras,
de cantos espartanos que se alientan
con siete versos verbos,
con siete libertades extrañadas,
con siete maravillas compartidas,
que anuncian la llegada del estío,
de la vida,
la gloria,
la esperanza embalsamada,
la luz,
la libertad de los que aman
sin prejuicios atónitos,
sólo aman,
sintiendo las entrañas amarradas
BEATRIZ OJEDA
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