Me olvidé de vivir
Me
olvidé de mi esencia
de
mi pasión
de
mis anhelos
y
viví con la mirada en el hueco de los otros
los
que nunca me quisieron en sus basas
y alteraron las verdades
con gemidos
de mentiras.
Indiferencia
corrompida hasta los tuétanos
Indiferencia
cruel que acuchilla mis mañanas
y me
deja sangrando gota a gota
lacerada
hasta la noche
donde
el frío se arrodilla en mi ventana
y me
mira con sus ojos de congoja.
Ese
frío compañero de mi vida
se
recuesta en los faldones de mi alcoba
enlazando
mi mirada con tinieblas.
Cuán
oscura y decadente está la fuente
de los sueños que esperaron por plasmarse
esos sueños que corrieron en las noches
intentando
encontrar nuevos amores
Esos
sueños del arcón que siempre triunfa
se han trabado en los palcos de la parca.
Tú
no sabes el dolor que se ha instalado
en
las trenzas de mi alma
despojada
de
la guardia que cuidaba mis andanzas.
Yo
fui libre unos días esperando
que
las llagas del otoño disiparan
esta
suerte maldita y hechicera
con
tus dulces y gentiles expresiones.
Más
los sueños que esperaron por plasmarse
se
durmieron en las meandros de la noche.
Otra
vez mi mirada está vacía
y no
ve ningún motivo para entrar
en
el círculo de aquellos que se pueblan
con
amores y cantares celebrando
la
ascendida del amor con su constancia
No
es un juego repetir las ilusiones
no
es un juego gritar en los balcones
que
la grieta hendida en mis amores
va estallando con furia proyectada
en
mis ojos manchados de locura.
Me
olvidé de vivir
descuidé
mis primaveras sin retorno
mi
tiempo de sentir todos los rostros
los
sueños que se fueron en sus trenes
y
nunca volverán
porque
están muertos .
Beatriz Ojeda
Derechos Reservados
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