TRES CAMPANADAS
Tres campanadas sonaron
tres
sólo tres
y el cielo quedó en suspenso
meditando
antes de desplomarse sobre el suelo.
Sobre la tierra conviven los humanos
cadáveres ilusos. Proyección de sus egos
encajonados
muertos
despiertan la locura.
Locura sempiterna de los huecos cerebros
ungidos con miel seca
derraman su vileza.
Suelo y cielo comprimidos
desnudados
Cobertizo del sol
anochecido
agujero sin luz.
Oscura niebla se avecina.
Beatriz Ojeda
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