YA
NO ESTÁS EN LA BRASA DE
MI HOGUERA
Tengo que arruinarte la alborada
continuar mi camino depredando
tus argucias deslindadas
tu muestrario de violencia.
Has venido a apreciar tu despropósito.
Cuánto tengo que sufrir con tu presencia
si no acepto más nada de este encuentro
revestido de artificios sempiternos.
Tengo que olvidarme de tu engaño
de tus labios disfrazados de dulzura
Alterar el sendero de mis pasos
reanudar mis quehaceres luminosos.
Has vendido tu alma a los demonios
por un trago de placer adulterado.
Ya no estás en la brasa de mi hoguera
aunque aúlles implorando mi clemencia.
Beatriz Ojeda
Derechos Reservados
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