EL
CAMINO
Hoy
cuidaré la sombra cristalina
que
inscribe en su pantalla mis talentos.
Ella
viene conmigo desde la integridad del cielo
desde
la cerúlea cabellera de mi río
que
ondula entre las rocas primigenias
y
corta con sus hilos cada rémora.
No
seré una mordida más de los demonios.
No
hay tiempo para armar otra odisea.
Es
el final aquí en este tiempo
es
el final de mí
de
mi amarga existencia entre los nulos .
Voy
a beber el agua de inmanencia
liberada
al sabor de los aciertos.
Caminaré
desnuda por el pretil del tiempo.
Abrazaré
la luna y besaré luceros.
Me
hamacaré en el viento
libre
como mis sueños de viajera.
De
rodillas caeré en el amplio verano
de
los que nos llamamos almas íntegras.
de
rodillas diré que estoy abierta
a
vivir con la luz de mis espejos.
La
tierra me ha dejado sin clausura
sin espantos
sin
angustias
sin
duelo.
Ella
se ha adueñado de estos velos
para
desheredarme de sus cuerpos.
He liberado
a los pies de los templarios
rencores
semillas
de odio viejo
y el
betún de la envidia
que
mancha las puntillas de las niñas.
Mi
alma brilla blanca y exultante
ya
no tengo mochilas en mi espalda.
Todo
el sabor a fruta fresca
se
aposentó en mis labios rojos
y
humedeció mi sangre autóctona
para
alumbrar en nuevos templos.
Templos
de libertad
de
gozo
de
sapiencia
templos
donde la paz escribe versos.
Allí
no se deprimen las magnolias
ni
se escucha el gemido del que muere.
Encubiertos
en el borde del silencio
los
versos esperaron mi regreso
para
volar al tiempo de los prósperos.
Hoy
mi sombra se acerca a mi plegaria
fusiona
su silueta con la mía
y
somos una sola con el canto
de
los que tienen sol en sus acentos.
Voy
camino hacia la gruta de los sabios
a
desempolvar los libros ebrios
que
poblarán de nuevo mis haciendas
donándome
trofeos de sosiego
para
alcanzar al fin la trascendencia.
Beatriz Ojeda
Derechos Reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario