Querido Jesús, MAESTRO DEL VERBO.
Dime quién te escribe, quién besa tus manos
quién roza tus labios, quién seca tus lágrimas.
dime cuándo vuelan tus sueños de orfebre
cuándo te desprendes el dolor del pecho
cuándo se retira de tu boca ardiente
la voz que ha gritado por miles de años.
Dime quién te espera en tu nube blanca
quién recoge flores para tus mañanas
quién pone en tu mesa pan y vino rojo
quién te ha dado tanto como tú nos diste.
Dime qué reflejo tienes en tus ojos
qué te dice el viento cuando te acaricia
qué pena te abate en estos momentos
cuando ves la Tierra desbordando ira.
Dime cuántos hombres emplean tu verbo
practicando obras de amor y conciencia
quiénes te han oído, quiénes te han amado
querido Jesús, Maestro del VERBO.
Tu nombre pronuncian, orando se duermen
todos son muy buenos dentro de su cuerpo
pero no se animan a decir que sienten
envidia, rencores, y ahogos que enferman.
Tú iluminas todo lo que te refleja
acudes siguiendo tu olfato divino
impregnas de luces todos los rincones
redimiendo al hombre que apartó tu verbo
de su alma manchada de sombras perversas.
Tengo que decirte que yo te agradezco
por llenar mi senda de estrellas que vuelan
y me escriben cartas de lluvia de cielo
con tu voz espléndida que mece mi huella
Beatriz Ojeda