Y tú,
que siempre has sido una gaviota exorcizada
que has volado por los cielos de todos los océanos,
iluminada por la luz de los que siembran
ilusiones de encontrar otros senderos.
Tú,
gaviota de conciertos celestiales
de guirnaldas luceros,
de fe
de azules rosas arpegiadas
de fuente de poemas entrenados en los vientos.
Tú,
marcada por aromas imprevistos,
has visto a Dios abierto a tus esmeros
de elevarte a la cumbre de tus sueños.
Gaviota despegada de la arena
de la fría gravedad de los pequeños
de los que ven la vida desde abajo.
Tú,
considerando espacios extremados
pluma por pluma armonizada
estás allí,
junto al Supremo canto de los libres,
como una enseña cristalina
como un emblema de tu ser
disparado al infinito.
Tú,
gaviota de los vuelos imprudentes
inventas acrobacias matemáticas,
para llegar al fin a ser primera,
primera luz de los Maestros de las odas.
Tú,
mi guía de expansiones algebradas
mi cuna despertada en tus silencios
en centros de alusiones a tu obra
a tu destello
a tu quimera ansiosa.
Tú,
mi ordenada primavera de aluviones
coordinando clarines con guitarras
con violines
con la lírica del verso, me ciñes
y soy un verso libre que no ahoga,
soy tú,
acertada visión de las augustas búsquedas.
Gaviota liberada,
gaviota de maestros celebrados,
en una pluma tuya cabe un verso,
un verso coyuntura de otro verso,
de otra pluma entretejida,
de otro vuelo al paraíso.
¡Aleluya!
La primavera de tu canto está de fiesta
que siempre has sido una gaviota exorcizada
que has volado por los cielos de todos los océanos,
iluminada por la luz de los que siembran
ilusiones de encontrar otros senderos.
Tú,
gaviota de conciertos celestiales
de guirnaldas luceros,
de fe
de azules rosas arpegiadas
de fuente de poemas entrenados en los vientos.
Tú,
marcada por aromas imprevistos,
has visto a Dios abierto a tus esmeros
de elevarte a la cumbre de tus sueños.
Gaviota despegada de la arena
de la fría gravedad de los pequeños
de los que ven la vida desde abajo.
Tú,
considerando espacios extremados
pluma por pluma armonizada
estás allí,
junto al Supremo canto de los libres,
como una enseña cristalina
como un emblema de tu ser
disparado al infinito.
Tú,
gaviota de los vuelos imprudentes
inventas acrobacias matemáticas,
para llegar al fin a ser primera,
primera luz de los Maestros de las odas.
Tú,
mi guía de expansiones algebradas
mi cuna despertada en tus silencios
en centros de alusiones a tu obra
a tu destello
a tu quimera ansiosa.
Tú,
mi ordenada primavera de aluviones
coordinando clarines con guitarras
con violines
con la lírica del verso, me ciñes
y soy un verso libre que no ahoga,
soy tú,
acertada visión de las augustas búsquedas.
Gaviota liberada,
gaviota de maestros celebrados,
en una pluma tuya cabe un verso,
un verso coyuntura de otro verso,
de otra pluma entretejida,
de otro vuelo al paraíso.
¡Aleluya!
La primavera de tu canto está de fiesta
Copyright © Beatriz Ojeda
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