Esta noche te quiero todavía,
hoy, te quiero todavía.
Amo tu pasado de jazmines,
amo tu vientre decorado de esperas,
donde marchita duerme,
tu flor, tu rosa fresca,
alivio de mis ansias,
esplendor de ilusiones.
Soy prisionero aún de tu fuego
volcánico, sin límites,
calcinado en tu juego,
muriendo en tu ribera.
Beso la tierra húmeda
que engendró tu presencia
Estoy aquí, sin mí,
sin ser, sin voz, sin luz.
Oscura niebla envuelta
en tu figura grácil,
asiéndome a tus pies,
a tu recuerdo vivo,
desespero, espero,
como un lobo aullándole a la luna
me descubro llorando, tu ausencia desmedida.
Beatriz Ojeda
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