SR. PRESIDENTE
Es veneno el cigarrillo PRESIDENTE
No es veneno acostarse con el "hambre"
Hoy decreta no fumar en los recintos,
pero no decreta pan para los pobres.
Me maté trabajando noche y día.
puse en ello mi energía y mi esperanza
y mis hijos estudiaron sus carreras
esperando un futuro que no llega.
Me pregunto que ha pasado con mi sueño
el que tuve en caminatas sin descanso
con mi vientre anidando una promesa
esperando ver la hora del ascenso.
Hoy yo miro con tristeza mi pasado
se repite en el presente su calvario.
Los muy ricos están siempre bien parados
y los pobres siguen siendo sometidos
Son tan grises estas calles de recuerdos
no hay sonrisas en las bocas de uruguayos
y te animan un instante la mañana
guitarristas con su canto de centavos.
Pobres todos nos prestamos un mendrugo
para darnos un abrazo solidario
Es preciso que le diga PRESIDENTE
que yo un día caminé con " su bandera",
tres colores nos llevaban como a niños
que se ríen con las bocas del payaso.
Y si el Hombre de bigote sonriente
estuviera respirando en esta tierra
es seguro que se iría avergonzado
triste y solo se iría, como Artigas
Es veneno no tener una esperanza
es veneno que los jóvenes caminen
como sombras de fantasmas sin estima.
Es veneno que los hijos nos pregunten
¿Dónde está la justicia prometida
o el salario que levante mi autoestima?.
Y aquí estoy gritando en cada esquina
me devuelvan mi sonrisa de creencia.
Es aullido lo que tengo en mi garganta
es dolor que retuerce mis entrañas
es lamento de violines Zitarroza
lo que acuna mis mañanas y mis noches.
¡Ay Paisito! qué tristeza la pobreza.
No se duerma tranquilo Don Alfredo
cante usted para mi su gran Adagio
y quizás pueda yo seguir soñando.
Se desgranan por mi pecho los pedazos
de nostálgicos momentos de ilusión
y las voces de aquellos que se fueron
quedarán impregnando las veredas.
No hay respuesta a las madres que lloramos
Nadie ha visto cuánta pena hay en la casa
qué silencio habita nuestras bocas .
¡Cómo grita nuestra bestia embravecida!
cuando vemos la mirada de vencidos
en los ojos de los hijos que parimos.
Es veneno el cigarrillo PRESIDENTE
No es veneno acostarse con el "hambre"
Hoy decreta no fumar en los recintos,
pero no decreta pan para los pobres.
Me maté trabajando noche y día.
puse en ello mi energía y mi esperanza
y mis hijos estudiaron sus carreras
esperando un futuro que no llega.
Me pregunto que ha pasado con mi sueño
el que tuve en caminatas sin descanso
con mi vientre anidando una promesa
esperando ver la hora del ascenso.
Hoy yo miro con tristeza mi pasado
se repite en el presente su calvario.
Los muy ricos están siempre bien parados
y los pobres siguen siendo sometidos
Son tan grises estas calles de recuerdos
no hay sonrisas en las bocas de uruguayos
y te animan un instante la mañana
guitarristas con su canto de centavos.
Pobres todos nos prestamos un mendrugo
para darnos un abrazo solidario
Es preciso que le diga PRESIDENTE
que yo un día caminé con " su bandera",
tres colores nos llevaban como a niños
que se ríen con las bocas del payaso.
Y si el Hombre de bigote sonriente
estuviera respirando en esta tierra
es seguro que se iría avergonzado
triste y solo se iría, como Artigas
Es veneno no tener una esperanza
es veneno que los jóvenes caminen
como sombras de fantasmas sin estima.
Es veneno que los hijos nos pregunten
¿Dónde está la justicia prometida
o el salario que levante mi autoestima?.
Y aquí estoy gritando en cada esquina
me devuelvan mi sonrisa de creencia.
Es aullido lo que tengo en mi garganta
es dolor que retuerce mis entrañas
es lamento de violines Zitarroza
lo que acuna mis mañanas y mis noches.
¡Ay Paisito! qué tristeza la pobreza.
No se duerma tranquilo Don Alfredo
cante usted para mi su gran Adagio
y quizás pueda yo seguir soñando.
Se desgranan por mi pecho los pedazos
de nostálgicos momentos de ilusión
y las voces de aquellos que se fueron
quedarán impregnando las veredas.
No hay respuesta a las madres que lloramos
Nadie ha visto cuánta pena hay en la casa
qué silencio habita nuestras bocas .
¡Cómo grita nuestra bestia embravecida!
cuando vemos la mirada de vencidos
en los ojos de los hijos que parimos.
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