Sobrecogido en su lecho
Extraviado en su dolor
transporta el llanto de sus huesos
maltrechos
enroscados
como cadenas de presos
Cadavérica piel cubre la carne
que refugia sus entrañas
Es locura lo verde o es esperanza
Yace macilento esperando la soga
La mordaza que nunca le han quitado
retiene entre sus hilos los gritos de la parka
que ya no quiere ser participante
de un juego tan opaco
Alterando los planes del verdugo
la muerte modifica su castigo
y coloca en la frente del sicario
una rosa de horror
para que cante
una canción de amor al condenado
liberándolo así de sus candados
No hay comentarios:
Publicar un comentario