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23 dic 2012

DIOS NO ESPERA NUNCA A LOS PARÁSITOS




DIOS NO ESPERA NUNCA A LOS PARÁSITOS
 
 
 
Parto hoy a mi retiro de confianza.
En el silencio de la noche
la luna me conduce al infinito.
Silba la Madre Tierra su victoria
porque mis pies cansados
se han quedado dormidos.
 
Más no será su suerte
apoderarse de mi cuerpo.
No retendrá mi vuelo
con su presente mirada deslucida.
 
Las golondrinas de mi estancia
se volverán un sol de vida
y las alondras que me pueblan
entonarán un himno de victoria.
 
He de salir con mis antojos
mis ideales    mi alegría
a liderar otros caminos peregrinos.
 
Y Dios no espera nunca
a los parásitos apáticos.
 
Es un instante de conciencia liberada
acomodar mis flores entonadas
en cien colores de impaciencia
porque la vida pasa caminando
sin detenerse un poco.
 
Y si me tienta el viento
consagro su beso hospitalario
con un intenso fuego deslumbrado.
 
He de salir con mi pollera abanderada
a pregonar mi viejo salmo
el que recorre las plazuelas de la historia
con su lengua sagrada.
 
Y mi Yo Soy enriquecido
ha de surgir de pronto
para cantar la partitura glamorosa
de mis años eufóricos
con mis guerreros lúcidos
aguijoneados por la riqueza de servir.
 
Y no serán los perros quienes muerdan
mis cicatrices rojas
porque no tengo tiempo para darles
un momento de gloria.
 
He de partir con mis proyectos
mis reforzados sueños
con una luz en mi corona
que ilumine el sendero áurico
con una flor en mi cabello
y con los pies desnudos
he de bailar mi danza más pletórica.
 
 
BEATRIZ OJEDA
DERECHOS RESERVADOS
 
 
 
 
 


2 comentarios:

Ma Gloria dijo...

Un lujo disfrutar de tus magnificas obras también por acá querida amiga. Felicidades, te abrazo desde México.

Beatriz Ojeda dijo...

MUCHAS GRACIAS QUERIDA Mª GLORIA. ES UN HONOR RECIBIR TU COMENTARIO
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