Arañaras la vida con tus manos,
como una piedra herida hasta sus huesos
como una larga noche de tormenta
como el viento
que se escurre memorioso de su fuego.
Tendrás entre tus manos
la tierra calcinada
la misma que te orada
la cuenca vacía de tus ojos.
Arañarás la vida con la garras del tiempo
coqueteando entre trompos
girando
la perpetua agujeta sin retorno.
Tu lecho imaginario de simiente
limpia libre sola o compartida
tiene tu sombra tu medida ahora.
Tiene vivido lo elemental lo sufrido
lo que se encuentra entre el rígido
hierro de tu cuerpo,
Cuerpo desprendido de luces
de amor
de hielo.
Firme como la roca de la primera vida
piedra que acude a tu penumbra quieta
piedra roja jauría interna de continua lucha.