Estoy triste
Tanta
tristeza añeja enredando mi destino
tanta
que
no puedo liberarla
Nuevos
capullos de lamentos emigrando
perciben
la indecencia de mi llanto
mis
lágrimas escritas en mis ímpetus
de
amarga permanencia en este fango.
Reniego
del verdugo que ha rascado mis ancestrales tiempos
poblados
de tormentos lacerantes.
Como
cuchilla aguda en la carne endeble
jugaba
entre los pinos cada noche infausta
y
escarbaba con furor mi alma herida
desgarrada
de congoja por tu ida..
Calvario que me habita cada noche
sin
poder escaparme a los reproches.
Lloro
mi sol naciente
mi
primavera tibia
mi
clarín de pasión
Mi
¡Viva el cielo que me mira!
mi
abierto corazón surgiendo pleno
a
recibir los gozos que avanzaron incrédulos
hasta
mis pies descalzos
Vida
que no me deja subir sola
los
peldaños del amor y del proyecto
Vida
que me destierra a otras esferas
intentando
lapidar mis esperanzas
mi
fe
mi
canto
mi
alegría subida en el carruaje de los autorizados
a la
risa.
Más
nadie me explicó que el sueño es bello
que
es una caricia de momentos
que
hay siglos para todas las maldades
si
avizora la parca el despropósito.
Cómo
aspirar el aire de los vivos
los
amados
deseados
preferidos
cómo
pensar que hay un infinito abierto
si
nunca me ha dejado la maestra
reír
con toda el alma por mi fiesta.
Sólo
un mar de gotas se desborda
y
acorralan mi cuerpo sin amparo.
Cuánta
tristeza viene transitando
hundiéndome
en el infierno de mis años
Mis
años sin un brazo que me arrope
sin
una mano tierna que me roce
Silenciosas
mis noches se refugian
y no
escuchan mis lágrimas ajadas.
¡Vida!
Extiende
tus dos manos generosas
y
dame un vino más que me provoque
sonrisas
y alborozos
delirios
y entusiasmo
aleluyas
de amor que permanezcan vivas
en
este corazón tan rechazado.
Beatriz Ojeda