10 nov 2016
31 may 2016
UNA VENTANA AZUL
Una paloma
un sol
una ventana azul
un resplandor de luna
una quimera
cantan una canción
de espera.
Siembra de hoy
es ofrendar magnolias
endulzadas con miel
en la mañana.
Si voy a ver
cómo se aviva el sol
de mi quimera
tendré que abrir
una ventana azul
para que llegue
una paloma
convertida en pasión
con resplandor de luna
en sus dos alas.
Habitará
en los balcones tibios de mi vida
una canción de amor
tarareando el preludio
de mi júbilo.
Beatriz Ojeda
Derechos Reservados
DONDE UNA PALOMA TE HA BESADO
DONDE UNA PALOMA TE HA BESADO
Lo que yo no quiero
es envolverte en lágrimas de pena
en hechizos ardientes que se empeñan
en morderte los sueños.
No quiero que tus plumas despobladas de hielo
levanten sus dos alas antes de ser un hecho
el amor que tú anhelas
en esta vida estrecha.
Una luna plateada
ilumina tu noche tempranera
con cien dedos agudos explorando tus senos
y se vuelve una rosa decorada de esperas
en tu exquisita fragancia a mujer plena.
No quiero deshojar tu primavera
que busca una tormenta arrolladora
de besos y caricias.
Sólo quiero reunirme con tu hondo e intacto
corazón
hurgando en su rojiza marejada
para encontrar el premio
de tu flor
y resurgir en sus entrañas bulliciosas
con la luz de tu verdad.
Tu genuino ser
es lo que busco en esta ola de inocencia
donde una paloma te ha besado
desde el cielo extendido
hasta tu suelo.
BEATRIZ OJEDA
DERECHOS RESERVADOS
UNA ROSA AZABACHE
UNA ROSA AZABACHE
Cien fuegos yo he encendido
para quemar las naves del recuerdo
Son añoranzas que atormentan
mis pasos hilvanados con los hilos marchitos
de tus besos.
Acordeón de papel
guitarra sin pasión
cuerdas que no suspiran una canción de amor.
Las arenas del mal
se inclinan sudorosas sobre mis pies huidos
y un clarinete gris responde en su dolor
una inequívoca tempestad de adiós.
No te reclines sobre el banco de los ruegos
ni repitas la oración milagro.
Yo ya no estoy en juego.
Las hojas del otoño crujiendo en la vereda
ven transitar con pena el esqueleto azul de las sorpresas.
Sólo queda en mis ríos de paciencia
el aguijón agudo de la espera.
Fui una hoguera crepitando
en tus trenes excitados
y las fanfarrias afloraban
cuando tus manos cálidas buscaban en mi alma
la luz de un nuevo día.
Hoy la noche se ha quedado adherida
a mis pestañas
y el sol ya no germina mis ansias delirantes.
Ya ves
el tiempo de vivir se fue al desierto
y canta en mi ventana una rosa azabache
contándote el final
de este diseño diluido en lágrimas.
Beatriz Ojeda
Derechos Reservados
19 may 2016
AMOR DE LAS CUATRO ESTACIONES
AMOR DE LAS CUATRO ESTACIONES
Agradezco tus días de insolentes acrobacias,
tus erráticos tiempos de lujuria,
tu bienamada presencia en mis portales.
Invierno alegre de mi vida,
verano escalofriante,
primavera dormida,
otoño clausurado.
Fruto de la misma gracia
es tu corazón, una plegaria
que sublima en sus oráculos tardíos,
la venganza desatada en algún lado.
Ejerces en tu suelo liberado,
un pregón de ilusión,
una montaña atada,
un risco atravesado de azucenas.
Inviertes un glosario afortunado
en tus caminos adeudados.
No perteneces al inmundo río,
ni acurruca tu alma un sol liviano.
Todo en ti está plagado de misterios,
de soles afianzados,
de lunas platinadas,
de estrellas seductoras,
de cantos espartanos que se alientan
con siete versos verbos,
con siete libertades extrañadas,
con siete maravillas compartidas,
que anuncian la llegada del estío,
de la vida,
la gloria,
la esperanza embalsamada,
la luz,
la libertad de los que aman
sin prejuicios atónitos,
sólo aman,
sintiendo las entrañas amarradas
BEATRIZ OJEDA
DERECHOS RESERVADOS
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