
se apagan como velas en silencio
y el día permanece inmóvil ,despejado,
irradiando en plenitud nuestra existencia.
Vivimos floreciendo entre los soles,
sembrando las semillas,
diseñando el jardín de nuestra vida,
cosechando día a día los amores.
Siempre hay luz en la avenida de ilusiones,
recibimos desde arriba bendiciones,
acumulamos en vasijas la abundancia,
sin cuidar a las sombras que se asoman.
Vuelve la noche a ocupar su espacio,
se acomodan los horarios presurosos,
olvidamos ese tiempo de labranza,
retornando a la ruta de aprensiones.