LUCIANO…
Pasa Luciano “el loco”
caminando su día.
Lleva su traje añejogris,
rasgado, encogido.
Sus zapatos cansados
tienen paso sin ruido.
Llega hasta el puente largo,
que se cuelga del cielo
y a la orilla del río,
se sienta con su lápiz,
escribiendo su carta a su bella mulata.
Ella lo espera siempre,
sabe que nunca falta,
que hay aroma de alivio
en todas sus palabras.
El le dice que tiene,
nostalgia de sus manos
de su piel tan morena
su mirada azabache.
Ha cerrado su sobre,
se lo entrega al cartero.
La corriente se agita
y trae a remolinos,
para que llegue pronto
hasta el cauce del río.
Se va Luciano “el loco”,
ha cumplido su rito,
visitó a su mujer
en el cauce del río…
Beatriz Ojeda
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