Los poderosos gimen
Simulando idilios
los infelices escuchan los arpegios,
de una sonata absurda.
Sopla el viento huracanes de dominio.
Pertrechados en los fuertes
los poderosos gimen.
Lloran el miedo eterno
detenido en su garganta fría.
El grito de espanto de su espejo
los congela
como vidriosa estatua.
Calma de un día
el sudor respira.
Los poderoso gimen.
Simulando idilios
los infelices derriten las estatuas
con sonata absurda.
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